Reciclaje de aparatos electrónicos, una necesidad creciente

Posted by aclimaadmin | 27/07/2018 | Aclima Blog

El mundo está avanzando a pasos agigantados hacia una sociedad paulatinamente más tecnificada, en la que la tecnología es cada vez más democrática y su uso está extendido de manera global. Los avances tecnológicos acarrean multitud de ventajas, pero también conllevan una serie de inconvenientes y riesgos. Entre ellos, destaca la imperiosa necesidad de mejorar la gestión de los residuos electrónicos.

Los aparatos electrónicos nos hacen la vida más sencilla, por eso su uso es tan generalizado. Su progresiva reducción de precio ha provocado que hasta en los países pobres haya una abundancia tal de estos instrumentos que sus residuos constituyan un problema mundial cada vez mayor. Otro factor a considerar es que en la actualidad los electrodomésticos y aparatos electrónicos en general duran menos, debido a la obsolescencia programada, y no suelen ser reparados, puesto que su arreglo supone mayor coste que reemplazarlos por otro nuevo.

Por poner un ejemplo ilustrativo podemos mencionar que, según datos del sector, en España cada año se comercializan nada menos que 25.000 toneladas de productos de ofimática, 1.500 toneladas de teléfonos móviles y algo más de 10.000 toneladas de pilas.

La Oficina de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) calculaba que anualmente se generan en el mundo más de 40 millones de toneladas de residuos electrónicos. De hecho, en 2014 se registraron 42 millones de toneladas, mientras que el año pasado su volumen alcanzó los 65,4 millones de toneladas.

Como vemos, la tendencia es creciente. Esta misma organización manifiesta que los países en desarrollo están a punto de sobrepasar las tasas de basura electrónica de los industrializados. En países como India y China se estima que la basura generada solamente por computadoras en desuso aumentará un 500% en la próxima década.

Foco de contaminación

Ante estos datos, encontrar soluciones para optimizar la gestión de estos residuos se convierte en indispensable. Se considera basura electrónica a todo aquel desperdicio proveniente de aparatos electrónicos o eléctricos, que frecuentemente contienen sustancias altamente tóxicas que pueden dañar al medio ambiente y a la salud. Se trata de residuos con un alto nivel contaminante que constituyen una amenaza muy seria, ya que pueden tener entre sus componentes metales pesados y otras sustancias que pueden contaminar el agua.

En ocasiones no nos damos cuenta del potencial contaminador de estos aparatos. Por ejemplo, un frigorífico mal reciclado contamina la atmósfera con efectos con gases de efecto invernadero equivalentes a las emisiones de un coche en un recorrido de 15.000 kilómetros; y el fósforo presente en un televisor normal es capaz de contaminar hasta 80.000 litros de agua.

Soluciones prácticas

En lo que respecta a los electrodomésticos y aparatos electrónicos el método para minimizar su impacto ambiental es el mismo que en el caso de otros materiales.

Por un lado, es necesario reducir su consumo. Como consumidores podemos plantearnos si de verdad necesitamos un nuevo electrodoméstico o si tal vez podemos alargar la vida útil de los que empleamos. Antes de cambiarlo por uno nuevo, reflexionemos sobre si el que tenemos actualmente cubre nuestras necesidades y si realmente necesitamos otro que posiblemente tiene muchas funciones que nunca las vamos a utilizar.

Otra estrategia consiste en reutilizar estos aparatos. Que a nosotros un electrodoméstico no nos valga no quiere decir que no tenga otros potenciales usuarios. Acudir a tiendas de segunda mano, donar aparatos electrónicos a amigos y familiares o a ONGs son también acciones que colaboran a evitar los residuos electrónicos.

También el reciclaje es una opción adecuada. Cuando el producto ya no funciona y no hay posibilidad de ser utilizado por alguien cercano, debemos reciclarlo. Para ello, podemos recurrir a las mismas tiendas en las que compramos el nuevo electrodoméstico que lo suple, ya que por ley están obligadas a recoger el antiguo, sin importar marca o modelo. En España, además de en los puntos de venta, los electrodomésticos y aparatos electrónicos pueden depositarse en puntos limpios o #greenshops, en este mapa se pueden ver la red de Puntos de Recogida de aparatos electrónicos en todo el territorio.

De hecho, los distribuidores han de almacenar temporalmente los aparatos cuando se convierta en residuo y el usuario adquiera un nuevo producto que sea de tipo equivalente o realice las mismas funciones que el aparato que se desecha.

Según la legislación vidente, el Real Decreto 110/2015 sobre Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos, los productores están obligados a identificar estos aparatos con etiquetas de lectura electrónica para garantizar su trazabilidad. De esta manera, con su paulatina implantación, la gestión de los residuos, su recogida, almacenaje, y gestión se optimizará, pudiéndose identificar los residuos o bien mediante etiquetas individuales o con el etiquetado de los contenedores en lo que se conserven.

De hecho, los distribuidores están obligados por ley a almacenar temporalmente los aparatos cuando se convierta en residuo y el usuario adquiera un nuevo producto que sea de tipo equivalente o realice las mismas funciones que el aparato que se desecha.

El reciclado de estos aparatos es una opción eficiente, ya que se gasta menos energía en extraer los componentes y se generan menos desechos (hasta un 98% menos, según estudios) que cuando se extraen de la naturaleza a través de explotaciones mineras. La mayor parte de los componentes de los aparatos electrónicos pueden separarse por medios mecánicos y se calcula que el 70% de cada dispositivo puede transformarse en materias primas aprovechables.

También existen casos en los que los aparatos electrónicos pueden repararse. Mediante la remanufactura se aprovechan las partes que pueden ser reutilizadas de los electrodomésticos y aparatos para construir nuevas máquinas y accesorios, consiguiendo un ahorro económico. Así, se desarrollan nuevas líneas de negocio mediante la viabilidad del reciclaje de aparatos y componentes retirados del mercado.

Oportunidad económica y de empleo

En Euskadi existe una industria creciente basada en los principios de la Economía Circular, en el reciclado y el aprovechamiento de productos. Para ello, el tejido empresarial dedicado a estos ámbitos está ejerciendo un esfuerzo en proyectos que introducen elementos de robotización o Industria 4.0. La innovación es uno de los factores que permiten que este sector sea rentable, pueda emplear a un número cada vez mayor de trabajadores, y que su impacto en la conservación del medio ambiente sea significativo.

Por eso es importante vigilar el adecuado tratamiento de los residuos de aparatos electrónicos y electrodomésticos, y que los ciudadanos tengan claro el procedimiento que deben seguir para depositarlos de manera segura y, de esta manera, cerciorarse de que van a gestionarse de una manera efectiva y óptima, sin riesgo para el medio ambiente, la salud, ni implicando a circuitos ilegales de recogida de residuos. A menudo estas tramas de economía sumergida suponen un riesgo ecológico y para la salud humana, además de constituir una competencia ilegal e injusta para las empresas que se dedican por los cauces adecuados a la gestión de este tipo de residuos.

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